9 de septiembre de 2007

Y crecimos enfermizas faltas de aire y de besos llena la piel de preguntas que contestaba el silencio.
Pero apareció la vida cuando moríamos de sed.
Era una fuente su cuerpo que invitaba a los sediendos a beber, a beber.
Probamos la dulzura de la carne supimos que aún estábamos a tiempo
nos hartamos de besos, de manzanas, declaramos la guerra al sufrimiento
nos quitamos la vieja piel a tiras.
Renegamos de todo lo sabido, prometimos pecar a manos llenas
nos hicimos más tiernas y más niñas.
Ahora, cada día tiene su fruto, cada noche su secreto
y el tiempo es una mentira que han inventado los viejos
al arrancarnos las vendas que nos negaban el cuerpo.
Descubrimos el presente que es lo único que tenemos.
Y cantaremos la vida y no abriremos la puerta a la muerte
mientras dentro del cuerpo quede una gota de deseo, de deseo.

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