26 de marzo de 2010

Crítica peyorativa - Pía Augusto

Conocí una vez a alguien de buen talante. Esta persona poco épica, nada tenía de rudimentaria. Sus ojos negros decían más que las palabras que no pronunciaba; hablaban en el silencio de la noche como ninguna otra mirada que yo hubiera conocido. Me contaba cosas que gustosa oí, compartía el aire del cual yo también bebí. Y fueron milenios esas horas y días esos encuentros en que no hubo un sol. No existía el alba, la noche era su única predilección. Tal vez no en sentido literal pues le conocí otros amores acomplejados, otros sinsabores también me asfixiaron.
En su noche no fui única, no. La metáfora es mi cómplice y el vacío su perdición.
Ese alguien, tan banal pero extraordinario, tensaba los hilos de los más ásperos pensamientos con su sarcasmo. Su boca, si era boca y no labios, se inmutaba ante la palabra rebelión. Pero era de esos "alguien" qué sólo buscaba la portada y no alguna buena edición. No le importaba el contenido, tan sólo leía el guión.
Como una buena copa, gota a gota lo acabé por degustar. Hasta aquí podrán fargullar, lo ilusa que supe ser, a lo que simplemente diré: no me jacto tampoco de lo que pasó después.
Al principio un sabor a dulce uva me invadió. Como un tinto al que se deja añejar, tenía un peculiar aroma que atraía, pero era más al ojo que a la vista, lo que mostraba sepan, que no lo prometía.
Si pudiera escribirle un poema a esos ojos, uno que fraguara la amargura que esconden tras de sí, segura estoy que mostraría tal cual es, su entereza y su desdén.
Puedo percibir una intención cuando la veo y sentarme a ver como se abre paso el ocaso, u obligar incluso al tiempo para que suelte un poco esa arrogancia que le tiene a mal traer entre el deber y la cordura, más allá del mal y del bien.
Pero fue un mal trago, fue un sorbo apresurado.
Fue vino sin uva, sin sabor, tarde supe pues leí el prospecto en el anverso: bebida de estación, no contiene graduación. Comó supieron de antemano, sí, ilusa fuí y también creí.
Sabrán diculpar si insisto, pero unos ojos como esos les aseguro que no mienten. Engaña quien los lleva, mas no miente su naturaleza.


-.Pía Augusto.-

21 de marzo de 2010


Yo no sé como hay quien malversa la vida,
cómo hay quien invoca una herida,
cómo pueden gastar el amor [...]
Yo no sé si el mal tiempo trae mala fe,
pero a mi lo que me embruja es volar
y hechizarme con tus sortilegios.

8 de marzo de 2010

NVIDIA


La envidia es causada por ver a otro gozar de lo que deseamos; los celos, por ver a otro poseer lo que quisiéramos poseer nosotros.