15 de febrero de 2011

Carta de despedida - Pía Augusto


No importa cuánto tiempo pase de por medio entre tu alma y la mía,
si más o menos alegrías o tristezas, de igual o diferente naturaleza.
Sólo me resta muy dentro el pequeño faro que destila la fantasía
de saber que podría haber sido de otra manera en comparación.
Imaginarte tanto tiempo, conocerte tan a fondo y aún así querer
confiar en que posiblemente fue la edad si no lo fue la inmadurez
de una época donde es imprudente hacerle caso a los impulsos,
cuando es mejor guiarse por instinto y aún así te mantuve cerca.
Verás que soy reacia a verte del modo en que debiera,
cuando sin quererlo te conozco más de lo que quisiera
por ser tan perceptible a mis sentidos que sos sólo quimera.
Y creerás que un perdón lo arregla todo como tantas veces ya
cuando por quererte perdonaba hasta la más ínfima infidelidad,
pero mi boca se habrá secado ya para ese entonces
cuando nuevamente vuelvas a rectificar tus errores.
Diré prefiero ese momento que te encuentra sólo y obsecuente
cuando dices lo más cercano a la verdad que pudiera escuchar;
en ese justo momento se acaba el mundo sin tener a dónde ir
cuando hallamos el lugar perfecto donde poder los dos sonreír.
Diré que te quiero sin pretextos ni dudas de morderme la lengua
porque a estas alturas no debieran de quedarte paradigmas,
ni habrán de dolerte las distancias si las hubiera como antes.
Yo sólo quiero que seas feliz si no es conmigo con quien sea
pero hazlo a tu manera y sin hacerme daño a mí.
Te dejaré escrita una postal sin un remitente ni mi dirección
para que sepas que fue amor y que si marcho es por vos.
Mientras tanto me censuro de sentir la obvia melancolía
de haber creído que algún día volverías a por mí;
ya me fuí con mi certeza de haber obtenido tu respuesta
y lo único que ahora resta es cerrarte el corazón.





-.Pía Augusto.-

No hay comentarios: