8 de octubre de 2010

Puff... Que no te privaticen el corazón!

¿Qué buscamos los indecisos que pareciera que nunca acabamos de encontrarnos?

A veces me planteo una situación hipotética: me imagino viviendo otra realidad.
Otras tantas, sueño despierta y contemplo con mis ojos cerrados una constelación lejana, alguna galaxia perdida y me siento un satélite sin rumbo, sin planeta, girando sobre mí misma sin un propósito coherente.
Me encuentro todos los días con algún reflejo en el papel, con alguna persona que supo ser y profeso mi credo contra la mutación nefasta que cierta gente sufre constantemente.
Pareciera que es mal común sufrir ciclos menstruales los 365 días del año o que es fácil fingir sufrirlos. En todo caso, ¿reditua hacerse el sufrido?
Estimo que ciertos problemas existen fácticamente pero pongo en duda algunos que nacen de la boca para afuera; aquellos que crecen en la mente de quien se los crea ilusoriamente para que les tengan pena sino estima "por haber sufrido tanto".
Sinceramente, no creo que quien se jacta de sus problemas para llamarle oportunidad a quien debiera ser amigo, sea merecedor de la estima de almas erráticas como la mía.
¿Será que algunos ven oportunidades y medios tras cada portal, sin ver la mano que abre la puerta?
Hay quienes no saben ver más allá de unos ojos bendados y están los que se escudan detrás de quien tiene ideales y valores.

Lo ideal sería caminar libres, despojados de tapujos, sin el deber de prestar atención, con la confianza necesaria para tender un auxilio sabiendo que luego, no te van a dejar en llanta.




-.Pía Augusto.-

1 comentario:

Daniel Shields dijo...

Hola Pìa, tanto tiempo.

Si, pero siempre el miedo està latente. En cuestiones mìnimas nos importa el què diran. En cuestiones importantes nos gana el miedo a lo doloroso que serìa errar, fallar.

Al parecer y tomando a la entera humanidad como ejemplo resulta muy dificil desapegarse tanto de todo como para caminar libres.