1 de junio de 2008

Endeudada

te debo el tiempo que el segundero de un reloj sin batería marcó mientras hablábamos…


te debo el sueño perdido aunque se haya escapado en noches predestinadas al insomnio…


te debo la tormenta de risas y carcajadas que me sacaste de la boca del estómago mientras me agrietabas las paredes del corazón a fuerza de puro humo…


te debo esa fase a lo “cristobal colón” de descubrirme ingenua y vulnerable…


me debes la música y las letras que quedaron incólumes cuando el barco del descubrimiento zarpó…


me debes la privacidad de mis mayores secretos, de mis mayores cuentos…


me debes los consejos de verdad, los que se dan con la cara de “dr. jekyll” y no con la de “mr. hyde”…


me debes, te debo, me debes, te debo…


qué pena que nos debemos en el momento más austero de la economía emocional…

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