13 de septiembre de 2008

Hay besos


Hay besos que pronuncian por sí solos la sentencia de amor condenatoria.
Hay besos que se dan con la mirada, hay besos que se dan con la memoria.
Hay besos silenciosos, besos nobles, hay besos enigmáticos, sinceros.
Hay besos que se dan sólo con el alma.
Hay besos prohibidos, verdaderos.
Hay besos que calcinan y que hieren,
Hay besos que arrebatan los sentidos,
hay besos misteriosos que han dejado mil sueños errantes y perdidos.
Hay besos problemáticos que encierran una clave que nadie ha descifrado.
Hay besos que engendran la tragedia, cuántas rosas en broche han deshojado.
Hay besos perfumados, tibios, que palpitan en íntimos anhelos.
Hay besos que en los labios dejan huellas,
como un campo de sol entre dos hielos.
Hay besos que parecen azucenas, por sublimes, ingenuos y por puros.
Hay besos traicioneros y cobardes, hay besos maldecidos y perjuros.
Los besos palpitan el amor, la traición y los dolores, en las bodas humanas se parecen a la brisa que juega con las flores. Hay besos que producen desdarlos de amorosa pasión, ardiente y loca.
Tú los conoces bien, son besos míos, inventados por mí, para tu boca.
Besos de llama que en rastro impreso llevan los surcos de un amor vedado,
besos de tempestad, salvajes, que sólo nuestros labios han probado.
Yo te enseñé a besar: los besos fríos son de impasible corazón de roca, yo te enseñé a besar con besos míos, inventados por mí, para tu boca.

No hay comentarios: