He cometido muy pocas locuras;
escasas en cuestiones del amor.
Y quien por mi las cometió,
jamás tuvo retribución.
Es acaso que me cuesta tener valor,
o es que el miedo se apodera de mi.
Sólo sé que por apostar,
yo también todo perdí.
Algunos han sabido decir que
no es valiente quien gana una batalla
sino quien conquista sus miedos.
Y tengo un miedo irrefrenable a perderte
antes de siquiera haber sido tu dueña.
Y es que habiendo tanto a lo cual temer,
me aferré de una posibilidad,
de una posible causalidad.
No son tus acciones sino tus pasos
los que darían la estocada final.
Por eso te imploro nunca te apartes
tan siquiera un instante de mi.
Hay impulsos incontrolables,
que luego son simples deja vú.
Como vos, tan alejado de mi eje
pero tan cerca del impacto.
Hasta creo conocerte más que vos ciertamente;
Esos ojos dicen cosas por sí sólos y quise
escucharlos aunque tu boca fuera un naufragio.
Me animé porque puedo ser navegante
y me atreaen las corrientes;
porque lejos de la tierra
te me volvés una isla
que yo delirante quise surcar.
Quisiera que sepas que me haces mucha falta;
el peso del mundo es liviano si te oigo cantar.
Tus suspiros son el aire del cual anhelo respirar
por favor no calles, no detengas el flujo vital.
Si estás cerca no hay guerra
y se torna indeseable la paz,
por ello pido que nunca te marches.
Aunque los días se tornen noches
y los meses sean años en realidad,
ese segundo que perdí por ganarte en mi vida,
será de los mejores momentos que recuerde
cuando a solas por la noche yo te sueñe.
Por ello te ruego con un último suspiro,
no hagas nunca posible la distancia;
no te alejes de mi.
-Pía Augusto.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario